¿SEGUNDA TRANSICION?

He leído que fue el mariscal Bismark (1815-1898) conocido como el fundador del moderno Estado Alemán, quien, refiriéndose a nuestro país dijo: Estoy firmemente convencido de que España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriéndose destruir a sí mismo y todavía no lo ha conseguido.
Creo que, aquí y ahora, son aplicables estas frases históricas cuando vemos el lamentable espectáculo que nos vienen ofreciendo nuestros representantes, sobre todo desde las últimas elecciones generales (antes de ellas también).
Los políticos están ahí porque los hemos puesto los ciudadanos otorgado nuestros votos a aquéllas opciones políticas o partidos que cada uno de nosotros cree que es lo mejor, o lo menos malo.
Bien, pues veamos el resultado:
Si les damos la mayoría absoluta como así ocurrió en la última legislatura, después de mirar por el bien de los ciudadanos, claro está, se dedican a robar por activa o por pasiva, a agarrase como lapas a sus poltronas, y hacer de la corrupción una forma de gobernar. O sea, que lo de mayoría absoluta parece que no ha funcionado como seguramente muchos esperaban.
Si en las elecciones del 20D votamos, entre otras, a cuatro opciones que resultaron mayoritarias, con el fin de que negociaran entre ellos, pactaran y se pusiesen de acuerdo para conseguir sacar entre todos un gobierno fuerte y estable, vemos por las declaraciones que han hecho públicas en diferentes ruedas de prensa, que ha sido un desastre, una pena. Desde el primer día de contactos y reuniones se han tratado como enemigos sacando los trapos sucios del otro, y lo de tu más.
Por otra parte, ¿qué podemos decir del comportamiento de sus Señorías sentados cada uno en su bancada del Congreso, órgano supremo de la soberanía popular? (Bueno, ahora compartido con las redes sociales y platós de televisión) A veces se oye un ruido de fondo tan fuerte que el Presidente necesita Dios y ayuda para conseguir que dejen de hablar, que se callen, al menos de momento, y demuestren ese mínimo de respeto que merece el orador que se encuentra hablando en la tribuna.
En fin, yo quiero a mi país, a mi ciudad, a mi pueblo. Por eso siento que, de todo lo que se ha dicho sobre España, nadie acertó tanto como el Mariscal Bismarck. Parece como si no hubiese pasado el tiempo.
Antonio Alfaro 5 Marzo 2016

VIAJE A LA COSTA BRAVA

cropped-cropped-img_972432.jpgEspaña bañada por tres mares, el Cantábrico, el Atlántico y el Mediterráneo, es uno de los países con más kilómetros de costa en Europa; 8000 kilómetros la parte peninsular y 10600 contando con Baleares y Canarias. Se las conoce con diferentes nombres según las zonas; costa verde, costa blanca, costa dorada, costa de la luz, costa esmeralda, costa del sol, costa del azahar, y costa brava. Esta última que, desde luego, hace honor a su nombre, abarca una franja de 214 kilómetros de litoral en la provincia de Gerona. Comienza en Blanes y sigue por las atractivas localidades de Lloret, Tossa, San Feliu de Guixols, S´Agaró, Playa de Aro, Palamós, Beguer, El Mas Pinell, Estartit, Torroella de Montgri, La Escla, Ampuria Brava, Rosas, Montoi, Cadaqués, y Llanca ya en la frontera francesa. Nunca habíamos estado mi mujer y yo en esta zona, y era algo así como una asignatura pendiente. Hasta ahora que, aprovechando un viaje colectivo durante la semana del 19 al 26 de Enero 2016, hemos tenido la oportunidad de conocerla y disfrutarla. Está claro que con tiempo, paciencia, salud y una buena dosis de suerte se puede alcanzar casi todo
Vayamos por partes:
Salimos a las cuatro de la tarde desde el aeropuerto Adolfo Suarez (Barajas) hacia Barcelona. Cincuenta minutos de vuelo que dan justo para echar una ojeada al periódico. Una vez que nuestro Airbus A-330 alcanzó la altitud de crucero, ya nos encontrábamos casi en la mitad del camino, muy poco después inició el descenso y comenzamos a ver las grandes poblaciones como Sabadell, Igualada, Tarrasa, cercanas a la Ciudad Condal. Dimos un amplio viraje sobre el mar para iniciar la maniobra de aproximación y tomar tierra en la pista orientada este/oeste. Los aviones, tanto al despegar como al aterrizar, tienen que hacerlo contra el viento.
Allí en la misma terminal del aeropuerto nos esperaba un autocar para llevarnos a Lloret de Mar, que con sus cuarenta mil habitantes, (en temporada alta puede llegar a los trescientos mil), se considera la capital de la costa brava. Lloret se halla situada en la comarca de La Selva de la provincia de Gerona, dista de Barcelona setenta kilómetros. y es una ciudad con más de mil años de historia. A lo largo de los siglos se ha convertido en un importante destino turístico dinámico y moderno, pionero en el turismo europeo de los años cincuenta. En sus siete kilómetros de costa, cuenta con cinco playas de excelente calidad y arena granulada. Entre los ciento cuarenta y cinco hoteles con que cuenta Lloret, prueba inequívoca de que es un importante centro turístico, nos hospedamos en uno de la cadena HELIOT muy bien situado, confortable, buena comida, mucha limpieza y amabilidad de los empleados sin excepción. Dispone también de una magnífica piscina cubierta que, al no ser Enero mes de playa, disfrutamos de lo lindo con el agua a 30 grados.
Nos dieron una copa de bienvenida para todo el grupo, y recibimos informaron sobre las excursiones organizadas desde el hotel. El primer día elegimos la que incluye un recorrido por la costa brava. La carretera de montaña pegada al mar tiene un trazado muy sinuoso como es natural. Poco después de salir de Lloret entramos en una cerrada curva, y en cuestión de segundos otra, otra, y otra. Y así hasta 365, según nos dijo nuestra guía, o sea, tantas como días tiene el año, hasta llegar a Tossa nuestra primera parada. A través de las ventanas del autocar, el paisaje y las vistas son impresionantes: Acantilados y precipicios que caen al mar y producen vértigo, pequeñas bahías y ensenadas, infinidad de calas de arena dorada y agua cristalina, y bosques de pinos que llegan al borde del agua. En suma, algo que podríamos calificar de zona monumental que, en perfecta armonía entre la tierra y el mar, ha creado la madre naturaleza.
Tossa de mar es un bonito pueblo de unos seis mil habitantes fuera de temporada que, entre sus muchos atractivos, cuenta con una imponente muralla, la cual se conserva en muy buen estado. Fue construida para defender la población de los ataques piratas, destacando el majestuoso castillo que domina el paisaje, y desde el que se puede contemplar la espléndida vista de su bahía y su playa. Para descender a la misma, hay una ruta serpenteante entre casas señoriales y rincones acogedores. Como anécdotas curiosas, nos contaron que Ava Gardner y James Mason llegaron a este pueblo para rodar la película Pandora y el holandés errante. En la película, la localidad se llamó Esperanza. También supimos que tras su estancia veraniega, Marc Chagall la bautizó como paraíso azul. Volvimos a nuestro hotel por la autovía del interior dando por terminada la interesante excursión de ese día, pero, aún nos quedaban otros platos fuertes en nuestro viaje.
Continuamos pues.
Gerona, capital de la provincia, está bañada por dos ríos, el Ter y el Onyar, atravesando esto último la ciudad. En un tramo de su cauce, se encuentra el típico barrio muy conocido por sus casas de diversos colores construidas en el siglo XIX. Vimos un tramo de la muralla destruida en 1808 durante el asedio de las tropas francesas. Pero quizá el monumento más importante y emblemático de Gerona sea la imponente catedral gótica del siglo XII con su empinada escalinata barroca. La verdad es que cada vez que contemplo alguna de esas enormes catedrales de diferentes estilos, gótico, románico, barroco, bizantino, renacentista, etc. que proliferan por toda Europa, No tengo por menos que hacerme la siguiente reflexión: Si a nosotros en el Siglo XXI que casi nada sorprende, nos impresionan por fuera y por dentro, ¿qué pensarían, qué sentirían hace siglos las gentes del pueblo llano, analfabeto en su mayor parte, cuando entraran en ellas envueltos en una penumbra iluminada por el tenue resplandor de los cirios? Quedarían sobrecogidos ante tal exhibición de grandeza y poder. O aún más, tendrían que hacer un esfuerzo para no pensar que aquello era algo sobrenatural,
Siguiendo nuestro itinerario, paseamos por el entramado de callejuelas de la judería, una de las mejores conservadas de España. En lo que podría llamarse el centro de Gerona hay una especie de mapa en el pavimento representando la rosa de los vientos con los cuatro puntos cardinales. Allí comienza el paseo de la rambla pegado al rio, sin duda uno de las zonas con más encanto de la ciudad; aceras con preciosos arcos en sus soportales, restaurantes bares, comercios de todo tipo, con un ambiente dinámico y alegre, pero tranquilo y relajado como corresponde a una ciudad mediana de cien mil habitantes. Según datos históricos, los primeros pobladores de Gerona fueron los Iberos, y en época romana, debido a las necesidades militares del momento, los ocupantes del Imperio en Hispania fundaron la originaria Gerona denominándola Gerundia, que pese a encontrarse en el interior alejado de la cosa, se convirtió en baluarte defensivo de la entrada de la vía Augusta en Hispania, ya que disponía de una buena conexión con el puerto de Ampurias principal bastión romano en el nordeste peninsular. En la época napoleónica tuvo que soportar el asedio de las tropas francesas sometiéndola a constantes bombardeos. En 1889 el Estado Mayor del ejército español suprimió la categoría de plaza fuerte que ostentaba Gerona y se permitió el derribo de parte de la muralla. En abril de 1990 Felipe de Borbón recibió el título de Príncipe de Gerona que le pertenece como heredero de la Corona de Aragón, sin que se celebrara ninguna ceremonia de investidura.
Siguiendo con el programa previsto, dejamos la ciudad de Gerona para dirigirnos a nuestro siguiente punto, el lago de Bañolas (Banyoles en catalán) que, como diría Gila, es igual que el de la casa de campo pero a lo bestia. El famoso lago tiene una superficie de ciento sesenta hectáreas, dos kilómetros de largo y ochocientos metros de ancho con una profundidad media de quince metros. El agua es cristalina, y en alguna de sus márgenes se encuentran como símbolos del pasado, unas pequeñas casitas o cabañas llamadas pesqueras que, según nos contaron, usaban quienes se dedicaban a la pesca. En 1992 fue acondicionado para las competiciones de remo de los XXV Juegos Olímpicos con gradas para 4500 personas sentadas, y una torre de 14 metros para las cámaras. En 2004 se celebró el campeonato mundial de remo. El paseo que dimos en barco durante una hora por el lago, fue de lo más agradable, una delicia.
Al igual que otros lagos como el Ness, en Banyoles existe una leyenda popular según la cual, fue Carlomagno con sus tropas que aprovechando su estancia en tierras gerundenses, se acercaron al lago para matar a un dragón, algo que no consiguieron. Hasta que un monje francés que llegó para combatir a los moros, pidió ayuda a San Emeterio. El monstruo salió de su cueva acuática y como si fuese un cachorro siguió hasta la plaza a aquél hombrecillo que no hacía más que rezar. Después de este suceso, el santo milagrero fundó el monasterio de San Esteban de Bañelas. El monstruo regresó al lago donde dicen que aún vive hoy, pero que nadie ha vuelto a ver. En fin, cosas de leyendas.
Como aún quedaba bastante tiempo, visitamos por la tarde Besalú, pueblo museo-gótico, antigua capital del condado. Nada más pisar sus calles, tiene uno la sensación de que allí se ha detenido el tiempo. Contemplamos su espléndido conjunto medieval, su castillo con enormes rejas, foso, y el magnífico puente sobre el rio Fluviá. Cuando nos despedimos del pueblo, todos quedamos convencidos de que con razón está considerado como una de las villas más fascinantes de la Cataluña medieval.
En una población como Lloret eminentemente marinera, no podía faltar su Museo del Mar que visitamos el último día de nuestro viaje. Lo alberga un edificio de tres plantas frente a la playa donde se encuentra también la Oficina de Turismo Municipal. Es pequeño pero muy interesante. Por supuesto que, nada que ver con el museo naval que tenemos en Madrid muy cerca de Cibeles. El de Lloret cuenta con 18 salas en 5 ámbitos dedicados a varios temas: Hijos del mar Mare Nostrum, Las puertas del océano, Lloret después de los veleros, y Más allá de la playa.
Y como todo lo que comienza acaba, finalizamos nuestro recorrido por tierras catalanas: Autocar hasta el aeropuerto del Prat, cincuenta minutos de vuelo y ya estamos en nuestra casa, con la satisfacción de haber conocido in situ una zona que, como todas las de nuestra variada España, tiene su interés y su encanto.

EXPERICNEICA DE UNA EXCURSION Ponferrada y el Bierzo

Los días 22 y 23 del pasado abril nos marchamos Dori mi mujer y yo a la comarca del Bierzo y las Médulas en la provincia de León. El viaje programado y realizado por el Ayuntamiento de San Fernando de Henares, Concejalía de Servicios Sociales y Mujer, con la colaboración de la Junta Directiva de los Centros de Mayores Gloria Fuertes y Multifuncional “Casco Antiguo”, resultó muy interesante y atractivo en su conjunto, tanto por los lugares que visitamos en una bonita zona de España que yo no conocía, como por los responsables del viaje; Anastasio nuestro conductor y Maria José nuestra guía, dos auténticos profesionales que contribuyeron en gran medida a que las cuarenta y cinco personas del grupo pasáramos un fin de semana estupendo.
El sábado a las ocho de la mañana iniciamos el viaje. La primera etapa, unas dos horas y media, durante las cuales no tuvimos tiempo de aburrirnos, ya que Maria José nos fue describiendo con todo detalle los lugares y poblaciones de la ruta, así como su historia. Y después de parar media hora en el área de servicio de Villalpando para estirar las piernas y tomar algo, continuamos viaje hasta nuestro destino.
A la una, mas o menos, pasadas unas curvas, divisamos la ciudad de Ponferrada situada en un lugar privilegiado entre montañas, en el rico y fértil valle de la Comarca de
l Bierzo. Nos instalamos en el hotel Ponferrada Plaza de la cadena Domus, muy bien situado, confortable, limpio, y buena comida.
Ponferrada, capital del Bierzo, y referencia indiscutible del Camino de Santiago, debe su nombre a las palabras Pons Ferrata o Puente de Hierro. Es una bonita ciudad de unos noventa mil habitantes muy tranquila y acogedora, pero sobre todo nos llamó la atención su limpieza. No vimos en sus calles papeles o restos de ninguna clase, ¡ah!, y ni un solo excremento de perro, algo que echamos de menos en otros lugares donde por desgracia no es así.
Después de instalarnos en las habitaciones y comer, nos llevaron a visitar el Monasterio de Santa María de Carracedo que hace siglos estuvo habitado por monjes de clausura. Es una auténtica joya de la época medieval declarado patrimonio de la humanidad. Una guía local nos explico sus características e historia.
Y después de esta interesante visita, esa misma tarde fuimos a lo que podríamos llamar el plato fuerte de la excursión, “Las Médulas”. Para los que no hayáis oído hablar de ellas, os diré que se trata de un paisaje con caprichosas e impresionantes formaciones de tierra rojiza acumuladas durante la explotación que de estas minas hicieron los romanos hace miles de años; de aquí extrajeron a lo largo de dos siglos y medio toneladas de oro aplicando un sistema de movimiento y lavado de tierras basado en la fuerza del agua. El paraje de Las Médulas es único, y se dice por allí que, el agua es el martillo que robó el oro a la montaña para dárselo al Imperio Romano. Se encuentra a unos treinta kilómetros de Ponferrada por una carretera de montaña tan tortuosa que, a veces, nos daba la impresión de que el autocar no cabía en las curvas. Al pasar por un pequeño pueblecito, su calle era tan estrecha que casi podíamos tocar las balconadas de sus casas con la mano. Nuestro conductor se llevó unos buenos aplausos. Una vez arriba, desde donde nos dejó el autocar tuvimos que andar como medio kilómetro, pero mereció la pena, ya que la vista es tan espectacular que faltan las palabras. Hay que verlo. A mi me pareció que se asemeja algo al desolador paisaje de la Capadocia en Turquía.
Ya un poquito cansados, pero con ese buen sabor de boca que nos deja el haber visto cosas nuevas, regresamos al hotel. Aún nos quedaba bastante marcha para el día siguiente.
Nuestra primera visita fue la preciosa ciudad de Villafranca del Bierzo, donde también nos agradó la tranquilidad y limpieza en calles y plazas. Es de destacar su majestuoso castillo medieval y numerosas iglesias, conventos y basílicas que parecen catedrales. De regreso pasamos por Cacabelos, bonito pueblo con sus casas construidas de piedra, sus tejados de pizarra, sus balconadas de madera, y tan cuidado, que bien parece una postal. Cacabelos también es famoso por sus excelentes vinos. Regresamos por la vega del Bierzo y fue una gozada contemplar la fertilidad de la mísma, toda verde y con grandes plantaciones de árboles frutales, sobre todo manzanos de la variedad reineta.
Por último, nos dirigimos de nuevo a Ponferrada para recorrer su casco antiguo, donde como visitas principales e ineludibles tenemos el enorme castillo de Los Templarios declarado monumentos histórico artístico en 1934, y que al contemplarlo parece como si retrocediera uno a la Edad Media. Después, sus dos plazas mas representativas; la del Ayuntamiento y la de la Encina, donde se encuentra la basílica que lleva su nombre, y la imagen de la virgen patrona de la ciudad. Ambas plazas están unidas por la calle del Reloj, constituyendo todo ello el eje del casco antiguo. Desde las almenas del castillo se divisa una magnífica panorámica de la ciudad y el puente de hierro sobre el río Sil afluente del Miño, cuyo caudal comienza a ser importante cuando se le une su mayor afluente. De hecho, existe un dicho popular según el cual; El Miño lleva la fama y el Sil lleva el agua.
Era ya casi la una del medio día y aún nos quedaba por ver en esa zona la guinda de la excursión del día; el Museo de la Radio, que el popular periodista y locutor Luis del Olmo tiene en su ciudad natal, y al que el ayuntamiento le ha dedicado una estatua en la plaza más céntrica. El museo ocupa una casa de piedra de dos plantas y está montado con sumo gusto y esmero, albergando en sus estanterías infinidad de aparatos de todo tipo y época, relacionados con el mundo de la radio; emisoras, micrófonos, y sobre todo receptores que el señor del Olmo ha ido adquiriendo a base de donaciones y compras por su cuenta en España y otros países. Hay auténticas joyas de los años 20 y 30 procedentes de Estados Unidos, Alemania, Italia, etc. Este atractivo y original museo es sin duda la mejor contribución que puede hacerse hacia un medio de comunicación tan importante como ha sido y es La Radio. Creo que quien vaya a la ciudad de Ponferrada no debe perdérselo. Merece la pena.
Después de comer, sobre las tres de la tarde, iniciamos el camino de regreso, y tras una parada en el área de servicio de Arévalo, llegamos a nuestra casa en San Fernando hacia las ocho, todavía con una hora de sol.
Como conclusión a este viaje, quiero decir a sus organizadores que, en mi opinión, lo han hecho bien. En lo poco que dura un fin de semana, creo que no se puede pedir más.

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SORIA Tras las huellas del poeta

Me gustan las ciudades pequeñas donde encuentras todo lo necesario, pero sin el ritmo frenético que los ciudadanos tienen que sufrir en las grandes urbes donde imperan las prisas, los atascos, el estrés y la contaminación. En las pequeñas, incluso se respira mejor, como es el caso de Soria, que con sus cuarenta mil habitantes la contaminación no existe.

Mi mujer y yo, no conocíamos esta bonita y tranquila ciudad castellana. De modo que, los días nueve y diez de noviembre, o sea, en pleno ecuador del otoño, nos decidimos a visitarla in situ. Dista de Madrid 220 kilómetros y el viaje no resulta pesado porque, lo cierto es que, entre la red de autopistas, autovías y buenas carreteras que ya tenemos en España, y los coches que todos, grandes y pequeños, consiguen con facilidad una media de cien kilómetros por hora, el sentido de la distancia ha cambiado totalmente.

Salimos a las mueve de la mañana por la N-2 hasta Medinaceli, tomando allí una autovía construida recientemente hacia Soria. A lo largo de la ruta, la vista se recrea con dos tipos de bosques: Uno es natural y lo forman los inmensos y frondosos pinares propios de la provincia.  Y otro artificial creado por el hombre, que son las cientos de torres coronadas por las hélices de energía eólica.

Y como nuestro viaje fue turístico, visitamos Almazán, un bonito e interesante pueblo castellano de seis mil habitantes que dista 30 kilómetros de la Capital. El nombre proviene del árabe al.mahsan y Los primeros indicios se remontan a la Prehistoria (Edad del Bronce), pero es en la Edad Media cuando se configura como importante núcleo de población, y aun se perciben hoy en día las huellas de los avatares que a lo largo de la Historia de España ha vivido la villa de Almazán. En este pueblo murió el dramaturgo Tirso de Molina en el convento de la Merced, se supone que sus restos yacen en el cementerio conventual. La biblioteca municipal lleva el nombre del insigne dramaturgo.  Allí tomamos el aperitivo en un bar donde su especialidad son los famosos torreznos de Soria, y cuya fama la encuentra uno más que justificada al probarlos.

En seguida llegamos a Soria y nos hospedamos en el magnífico parador de turismo. Ya me he referido en alguna ocasión a que, aunque contamos en España con muy buenos hoteles, los paradores tienen un sello de distinción y elegancia que los caracteriza. Este está situado en una colina llamada del Castillo, considerado el enclave paisajístico más bello de la ciudad.  La vista es espectacular, desde nuestra habitación y el comedor con sus enormes cristaleras, se divisa gran parte de la zona monumental de Soria, a lo lejos los pinares de la sierra de Urbión, y allá abajo el cauce del rio Duero. Tiene el nombre de Antonio Machado y es lógico, porque si hablamos de Soria no podemos dejar de hacerlo también del ilustre poeta sevillano el de caminante no hay camino, se hace camino al andar, que estuvo tan ligado a la vida de Soria como el Duero.

Antonio Machado Ruiz nació en Sevilla en 1875 trasladándose con su familia a Madrid en 1883. Allí estudió en el instituto libre de enseñanza hasta 1899 que se marchó a Paris donde trabajó como traductor y tomó contacto con la vida literaria parisiense. Esto le permitió conocer a famosos escritores como Oscar Wilde y Rubén Darío.  Regresó a España, y en 1907 visitó por primera vez la ciudad de Soria donde había de vivir tras aprobar las oposiciones a lengua francesa y obtener la cátedra del instituto de Soria. Poco a poco va dejando atrás su vida bohemia y acaba adaptándose a la monotonía de una ciudad de provincias. Se casó con Leonor hija de los dueños de la pensión donde se hospedaba. Cuentan las crónicas que la boda fue una ceremonia chocante por la diferencia de edad de los contrayentes. Antonio tenía 34 años y Leonor 15. En 1911 pide al Ministerio de Educación Pública una beca de ampliación de estudios. La pareja se instala en París hasta que Leonor cae enferma de tuberculosis y muere en 1912.  El recuerdo de su mujer hace insoportable su estancia en Soria por lo que se traslada a Baeza y después a Segovia. Es elegido en 1927 miembro de la Real Academia de la Lengua Española. En 1931 regresa a Madrid y obtiene una cátedra en el Instituto Calderón.

En Madrid le sorprende la guerra civil. Como firme partidario de la República, se traslada a Barcelona y más tarde tiene que cruzar la frontera para refugiarse en Francia con su madre. Se instalan en Colliure un pequeño pueblo pesquero famoso por albergar artistas, sobre todo pintores. El 22 de Febrero de 1939 fallece el poeta ligero de equipaje / casi desnudo, como los hijos de la mar. En el cementerio de dicho pueblo reposan sus restos cuya tumba es visitada por miles de personas todos los años.

Tanto amó lo sencillo y los valores universales que en 1939 la UNESCO le otorgó el título de Poeta Universal o Poeta de la Humanidad.

Y tras este resumen sobre la biografía del ilustre poeta, sigamos con los detalles de nuestro viaje: Hicimos un poco de tiempo paseando por los jardines de la zona y, a pesar de los torreznos, como ya era la hora de dar satisfacción al estómago, comimos en el parador, dedicando la tarde a recorrer el casco histórico.  Nos resultó agradable ver la limpieza de sus calles y plazas, algunas peatonales Se palpaba en el ambiente que estábamos en una tranquila ciudad típicamente castellana. El palacio de los condes de Gómara de estilo renacentista, es sin duda el mejor exponente de la arquitectura civil de Soria. Su construcción data del siglo XVI (1592) reinando Felipe II. Es un edificio impresionante cuya soberbia fachada principal mide 109 metros de longitud, destacan en ella los recios maceros que guardan la puerta.  Paseando por la calle del Collado, la más comercial y concurrida, se llega a la plaza mayor, centro neurálgico de la ciudad.  Está rodeada de varios edificios señoriales como, la Casa del Común con su arco del cuerno, llamado así porque era la puerta de los toriles cuando se celebraban corrida de toros en la plaza por aquella época.  La torre de Doña Urraca. El palacio de la Audiencia. El edificio del Ayuntamiento y su enorme escudo de los doce linajes. La iglesia de Santa María la Mayor de estilo románico del Siglo XIII. Y en el centro de la plaza, la fuente de los leones, regalo de Carlos Tercero a Soria.  En un extremo de la plaza se encuentra la puerta de entrada a la Alameda de Cervantes conocida también como la dehesa. Es la zona verde más importante de la ciudad y uno de los jardines públicos más antiguos de España y Europa. El Circulo de la Amistad en la calle del Collado es un establecimiento que conserva aquel ambiente de los cafés del Siglo XIX. Fue centro cultural de la ciudad frecuentado por intelectuales y escritores como Gerardo Diego o Antonio Machado, del que hay en la puerta una estatua sentado al lado de un velador leyendo un libro. Ya de noche y con una temperatura bastante fresca, a pesar del calor que hizo durante el día, nos retiramos a descansar para continuar con la dura vida del turista la mañana siguiente, aún nos quedaba bastante por ver.

En las dos márgenes del rio Duero a su paso por Soria, hay unos paseos o veredas por la que es una delicia caminar tranquilamente. En la ribera derecha visitamos San Juan del Duero, antiguo monasterio de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén construido en el Siglo XIII. Su claustro es único por la mezcla de estilos e influencias que van del románico al mudéjar y el árabe, y que quedan reflejados en cada uno de los lados todos ellos distintos. En el interior destacan dos templetes ricos en su decoración.

En la margen izquierda comienza un paseo de, aproximadamente un kilómetro, en el que no deja uno de ver las tranquilas aguas del Duero como si fuese un cristal en el que se reflejan en imagen invertida los álamos y chopos de la ribera.  Al final se encuentra un puente para pasar de nuevo a la otra orilla.  Nos llamó la atención un detalle curioso, pintoresco: Enganchados en los barrotes de la barandilla, hay cerca de trescientos candados (hasta ahora) cerrados de todo tipo, grandes y pequeños.  Nos dijeron que cuando una pareja atraviesa el puente, deja un candado con sus nombres y fecha, para que su amor no decaiga hasta que se abra, algo muy difícil por no decir imposible, porque la llave la tiran al fondo del rio. No está mal.

Llegamos a uno de los lugares más emblemáticos, la ermita de San Saturio patrón de la ciudad, también llamado rincón del poeta, por ser allí donde se homenajeó a Antonio Machado nombrándolo hijo adoptivo de Soria. Se construyó a finales del Siglo XVII colgada sobre un montículo de roca viva, procurando con ello para las generaciones futuras un impacto visual incomparable. A la ermita se accede por la enorme cueva situada debajo de la misma. Impresiona al penetrar en ella por las dimensiones de varias salas abovedadas. Una de ellas es la llamada de reuniones del Cabildo, una especie de Tribunal de las Aguas donde celebraban sus juntas la hermandad de labradores. La sala posee una artística bancada de piedra y una efigie del santo colocada en el lugar de honor. La iglesia es octogonal alargada cubierta por una cúpula de ocho sectores y linterna.  En los frescos de sus paredes está representada la historia de San Saturio repartiendo su hacienda entre los pobres.

Desde el puente de los candados y de nuevo en la margen derecha del rio, recorrimos en paseo llamado de los enamorados. Es una delicia, y las arboladas del entorno nos permitieron disfrutar del espectáculo otoñal con los colores gris, ocre, verde y amarillo. Aquí todavía manda la naturaleza porque aún no ha sido agredida. Mantengamos la esperanza de que seamos capaces de respetarla, por nuestro bien y, sobre todo, por el de nuestros descendientes

Y ya nos despedimos de la ciudad de Soria. Dos horas y media de carretera y de nuevo en casa, convencidos de que la excursión fue interesante, mereció la pena

 

HEMITA DE SN SATURIO

H O R R O R

 

Ignoro si se puede elegir a una criatura cuando la adoptas.  Es probable que los muy ricos sí. Por ejemplo, quiero una niña rubia con los ojos azules y sonrientes. Por lo que también entiendo que es humano excluir de tu elección al que tenga algún defecto físico o psíquico incurable.  Pero creo que es obligatorio cuando asumes una responsabilidad tan grande, cumplas con ella hasta tus últimos días, intentes donar a ese hijo adoptado todo tu amor, seguridad, un presente y un futuro dentro de tus posibilidades, que proporcionen a esas criaturas procedentes de orfanatos o supervivientes de la calle, una vida digna. Así debe ser, o mejor dicho, así debería ser, pero hay casos y hechos tan terribles, inhumanos y crueles que solo de pensarlo producen escalofrio.

Es lo que a mí me ha venido ocurriendo días pasados con las noticias que recibíamos sobre el juicio celebrado en Galicia por el asesinato de la niña Asunta cometido presuntamente por la pareja que la adoptó. Mi sensibilidad igual que la de otras personas, se ha sentido herida en lo más profundo incapaz de asimilar tal horror.

Cuentan que el jurado ha necesitado cinco días de deliberaciones antes de emitir su juicio sobre un suceso que tendrá un lugar destacado en la historia universal de la infamia, un horror calculado prolongado y letal sobre un ser indefenso.

Nadie va a resucitar a la drogada y asesinada niña china, pero quizá para paliar en lo posible la indignación general, creo que todos nos sentiríamos algo mejor si el veredicto del jurado popular hubiese sido exculpatorio y que los padres eran inocentes de la muerte de su hija Asunta, se podría echar la culpa de este horrendo crimen a alguien todavía por descubrir. Pero no. Con los datos y pruebas que han aportado la fiscalía y la defensa después del largo juicio, la conclusión ha sido contundente y unánime: La niña fue asesinada por sus padres adoptivos.

Aseguran y no se equivocan, que la pena más dura y que te acompañará el resto de tu existencia es ver morir a un hijo. ¿Qué sentimiento les queda a esos monstruos?

 

 

HORROR

POR LAS RUTAS DEL MONCAYO

 

 

Un día le digo a Dori mi mujer: ¿Por qué no vamos a conocer algunos de los lugares o comarcas que, hasta que no se visitan ni siquiera nos imaginamos como son en realidad pero que, sin duda tendrán su interés y atractivo? Es lo que nos ocurrió cuando nos decidimos por Ágreda de Soria, y Borja y Tarazona de Zaragoza en la comarca del Moncayo, poco conocida y por tanto no tan pateada por el turismo como otras zonas sobre todo del litoral.

La excursión resultó muy completa y agradable. Si hubiera que ponerle algún pero, sería únicamente el madrugón, porque para salir a las 7,30 de la mañana no te escapas de tener que dejar la cama una hora antes. Pero en fin, como el que algo quiere algo le cuesta, contradiciendo el tópico de la impuntualidad española, a las siete y media en punto nos instalamos en el autocar cincuenta y dos personas y salimos de San Fernando de Henares por la A-2. El grupo bien, muy tranquilo y relajado. Y digo esto, porque no siempre es así cuando se trata de viajes colectivos, en los que a veces surge algún espontáneo que se adueña del micrófono y le da por decir chorradas, contar chistes malos, o cantar, importándole un bledo si molesta a los demás. Claro que, a esas horas, la verdad es que nadie debe tener muchas ganas de demostrar sus cualidades artísticas. Se nos hizo de día a la altura de Torija en la provincia de Guadalajara y la primera parada la realizó nuestro conductor en el área de servicio de Medinaceli, respetando los tiempos que le marca el aparato de control que obligatoriamente llevan los autocares.

Allí dejamos la autovía y entramos en la carretera nacional 111 dirección Soria, donde el paisaje no tiene nada de particular, más bien algo monótono. Sin embargo, después de pasar dicha ciudad cambia radicalmente y comienza una zona de extensos pinares que alegran la vista y el espíritu. Hay tramos en los que la frondosidad de estos bosques llega a la misma cuneta de la carretera, y se alegra uno de que todavía queden zonas así donde la naturaleza, al ser respetada, se manifiesta en todo su esplendor. Esperemos que los incendios forestales, la lacra que nos asola verano tras verano, no acabe arrasándolos.

Sobre las once llegamos a Ágreda, primera etapa del viaje. Esta bonita villa con 3700 habitantes se encuentra situada en el Este de la provincia de Soria, fronteriza con Zaragoza, Sus orígenes, como sucede con otras tantas ciudades, es legendario. En 1118     fue reconquistada por Alfonso Primero y a raíz de este hecho la villa se configura como lugar de convivencia pacífica de tres culturas; árabe, judía y cristiana, que perdura hasta 1492 con el decreto de expulsión de los judíos por los Reyes Católicos. A lo largo de la Edad Media su posición fronteriza la convierte en escenario de hechos importantes como, bodas reales, pactos, reuniones y acuartelamientos. Herencia del pasado es el importantísimo legado cultural y artístico que hoy constituye el patrimonio de Ágreda, y que parte del mísmo pudimos admirar durante un paseo de dos horas por sus calles y plazas. Tuvimos tiempo de ver: El Barrio Árabe, Arco Emiral, Murallas, antigua Sinagoga, y palacio de Castejón con sus preciosos jardines renacentistas que son una auténtica obra de arte.

Pero, en otra faceta totalmente distinta, también quiero referirme a algo que nos dejó buen recuerdo sobre todo en el paladar.  “No te pierdas los torreznos que hacen en Ágreda”, me dijo un amigo de esa zona. Y la verdad es que me resultaría muy difícil poderle llevar la contraria después de probarlos. Entramos en el bar Los Arcos cerca de la plaza del Ayuntamiento y los que tenían expuestos en el mostrador no ofrecían mala pinta, aunque mejor todavía al comerlos. Son de esas especialidades que, cuando se pide la receta, nadie la quiere dar, porque forma parte del secreto profesional. Así es que, como digo, dentro de la excursión cultural hicimos un poco de cultura gastronómica con los torreznos de Ágreda, ruta.

La siguiente escala fue el hotel Brujas de Bécquer a las afueras de Tarazona. Esta ciudad de unos quince mil habitantes se encuentra en la parte oeste de la provincia de Zaragoza, por lo que, aunque sólo dista unos quince kilómetros de Ágreda, cambiamos de provincia y de comunidad autónoma, dejamos Castilla y entramos en Aragón. La ruta discurre al pie del Moncayo, cuya impresionante mole no deja de verse a la derecha de la carretera durante todo el trayecto, así como varias colinas pobladas de generadores de energía eólica, los molinos de viento del Siglo XXI. No sé si al verlos Don Quijote los confundiría con gigantes encantados pero, de lo que sí estoy seguro, es que con los treinta y cinco metros que tienen de altura le sería muy difícil poderlos alcanzar con su lanza.

Después De comer, de acuerdo con el programa previsto fuimos al monasterio de Santa María de Veruela que se encuentra a unos diez kilómetros del hotel. Este monasterio Cisterciense del Siglo XII no es muy conocido, por lo menos para muestro grupo.  Pero nos sorprendió a todos por sus dimensiones, su arquitectura y su magnificencia. Algunas salas, claustro, corredores, celdas, etc., después de muchos avatares, han sido restauradas por la Diputación de Zaragoza, actual propietaria, y el edificio en su conjunto ofrece a la visa un excelente estado de conservación. Bueno, más que el edificio, diré los edificios, porque en realidad son dos los monasterios, el antiguo al que me he referido y el nuevo edificado sobre las huertas donde tenían sus cultivos los más de cien monjes del Cister que en su época lo habitaron. Ambos están adosados y según nos dijeron, aprovechando las instalaciones del nuevo, está aprobada la creación de un parador de turismo que, vista su estructura y entorno, será sin duda uno de los mejores de la Red Nacional de Paradores.

Después, nos dirigimos a Borja que, entre otras cosas, le han dado fama sus excelentes vinos, y cuyos viñedos bien arreglados y cuidados pudimos ver durante el trayecto. El pueblo es muy típico, y al pasear por sus calles tuvimos ocasión de ver varios lugares interesantes como, la Casa de las Conchas, el Barrio Moro, y su bonita Plaza Mayor.

Todo lo que llevo descrito tuvo lugar el sábado, que como vemos, no pudo ser más completo. Pero todavía quedaba algo muy importante para el día siguiente por la mañana, como fue la visita a Tarazona. Esta villa, considerada la capital del Moncayo, es una auténtica joya que ya se aprecia apenas pisa uno sus calles, sobre todo el barrio antiguo declarado Conjunto Histórico Artístico en 1965. Su situación geográfica la ha convertido de siempre en una encrucijada estratégica entre las comunidades de Aragón, Castilla, Navarra y La Rioja. Al observarla a cierta distancia, salta a la vista que fue edificada en el sitio más idóneo para defenderse de sus enemigos.  Se halla aupada sobre una colina que bordea el río Quelles afluente del Ebro rodeada por su correspondiente muralla para hacer frente a las invasiones, saqueos y guerras que, por desgracia, siempre han existido y existen a lo largo de la historia de la humanidad.  Nos hablaron de la guerra de los Pedros que duró varios años entre Pedro Primero el Cruel de Castilla y Pedro el Ceremonioso de Aragón.  Y como venció el de Castilla (ya se sabe, siempre suele ganar el más cruel, no iba a ser diferente en esta ocasión), la ciudad fue en parte destruida y saqueada.

Iniciamos el recorrido (unas tres horas) por la catedral, conjunto de estilo gótico de los siglos XIII-XV, con importantes elementos arquitectónicos y dependencias de arte mudéjar, renacentista y barroco. Pero lo más llamativo y monumental es su alta torre que parece gemela de la Giralda de Sevilla.  La plaza de toros vieja es única. Fue construida por iniciativa particular en 1790,   y la conforman 32 viviendas dispuestas alrededor de una plaza octogonal que sirvió como coso taurino hasta 1870.   Actualmente se utiliza para diversos actos y eventos culturales; conciertos, obras de teatro, exposiciones, etc. Mejor que los toros, para mi gusto.

Continuamos visitando el barrio alto o antiguo y su entramado de callejuelas, caserones, arcos y pasadizos, para bajar por la judería con sus casas colgadas hasta la plaza del Ayuntamiento, donde el edificio que lo alberga fue construido a mediados del siglo XVI. Su fachada es espectacular, y destaca junto a las figuras alegóricas, gigantes y escudos, el friso con la cabalgata triunfal de Carlos V tras su coronación como emperador de Bolonia. La fachada del Ayuntamiento de Tarazona está considerada como una de las más bellas de España.

Ahora, no me quiero dejar el “Cipotegato”, curiosa palabreja que aparece por todas partes. Pero, ¿Qué es el Cipotegato? Pues una especia de arlequín, bufón, o muñeco de madera pintado a rayas amarillas y verdes que constituye uno de los símbolos emblemáticos de Tarazona. Nos contaron que durante las fiestas populares a finales de agosto, varios grupos de comparsas pasean cada uno su Cipotegato por las calles de la población durante los días que dura la fiesta. Al final, un jurado decide dar el premio al mejor, y este grupo ganador ostenta durante todo el año tal honor, hasta el siguiente que se celebren de nuevo las fiestas. Una muestra más de la gran variedad de tradiciones y costumbres que tenemos en los pueblos de España.

Y si estamos hablando de Tarazona, no podemos dejar de referirnos a uno de sus hijos más populares, el inolvidable Paco Martínez Soria, que a todos nos trae entrañables recuerdos a través de sus películas, en las que, como actor principal, interpretó infinidad de personajes de manera magistral. Sus paisanos no le han olvidado, ni tampoco su Ayuntamiento que tiene en el teatro Bellas Artes un museo sobre la trayectoria artística y humana de este polifacético aragonés. También le han dedicado una calle y una estatua. Y hasta un bar lleva su nombre: El Rincón de Paco. Allí tomamos el aperitivo.

El viaje de vuelta, por el mismo itinerario que el de ida, transcurrió muy tranquilo, ya que ni siquiera tuvimos retenciones de tráfico a la entrada, tan habituales los domingos.  Por lo menos a mi se me hizo corto, y al llegar a San Fernando, tuve la clara convicción de que cuando las cosas se planifican y organizan bien, el tiempo da para mucho.

tarazona

DESIGUALDAD

DESIGUALDAD

 

Ya se ha acabado la crisis. Es la noticia que nos vienen transmitiendo nuestros gobernantes un día sí y otro también para que no se nos olvide (claro, estamos en campaña electoral). Nos dicen machaconamente que España crece por encima de los demás países de la Unión Europea, y que están creando más puestos de trabajo que nadie. En suma, que nos han sacado de la crisis. Estupendo, eso está bien. Pero es preciso tener en cuenta algunos matices al respecto.

Dando por buenas las cifras macroeconómicas, parece que nuestro país está empezando a crecer, ya era hora, más vale tarde que nunca.  Pero no es cierto que seamos los primeros, porque sólo dentro de la UE hay cinco países a  los que ha golpeado la crisis como al nuestro, y  presentan un índice de crecimiento superior al de España. En cuanto a lo de los puestos de trabajo de lo que tanto presumen (hablan de un millón en los dos últimos años), aparte de que la lógica más elemental obliga al menos a ponerlo en duda, hay algo que no cuadra: ¿Cómo si se están creando tantos puestos de trabajo hay menos gente trabajando? Deberían explicarlo, además de que muchos de los nuevos contratos son tan eventuales que duran un mes y la jornada laboral es de tres o cuatro horas. Por eso, muchas personas con formación, bien preparadas, se han marchado fuera por falta de oportunidades para ganarse la vida decentemente dentro

Luego está lo de la desigualdad que, eso sí que es harina de otro costal. La brecha entre las clases sociales se va agrandando. O sea, que los ricos son más ricos y los pobres más pobres.  Según datos aportados por Cáritas, organización bastante fiable, el veinte por ciento de la población española está en riesgo de pobreza y exclusión social, o sea, uno de cada cinco ciudadanos es pobre. Aquí hay que incluir a los que aun estando trabajando, su puesto es tan precario que son conocidos como los nuevos pobres. En eso parece que somos campeones de Europa, porque solo Rumanía presenta datos peores.

Si un país crece en números globales pero la desigualdad entre sus ciudadanos aumenta, es un crecimiento tan injusto que no sirve, no vale. Las diferencias sociales y la pobreza extremas socavan los cimientos de la propia democracia. Uno de los pilares más importantes sobre la buena marcha de un país, aparte del educativo y el sanitario ente otros, es un sistema de impuestos justo y equitativo. Es decir, que pague más quien más tiene. Las clases acomodadas y las nuevas clases medias deberían estar encantados de pagar impuestos que ayuden a otros a compartir su buena suerte. Si los impuestos se gastan honradamente y con sensatez, la libertad y la paz social podrán difundirse y establecerse por sí solas.

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BUITRAGO DE LOZOYA

Hay lugares y pueblos que, a veces los tenemos a un tiro de piedra, como quien dice, y no reparamos en ellos por la idea errónea de que carecen de suficiente entidad y atractivo, o sea, que no son gran cosa. Es lo que me ocurría a mí con Buitrago, pueblo de la zona norte de la Comunidad de Madrid, a los pies de las sierras de Guadarrama y Somosierra. Está rodeado por el río Lozoya, ese río cuyas finas aguas bebemos los madrileños y tanto echamos de menos cuando probamos las de otros sitios. Pero, Buitrago tiene muchas más cosas además del río. Yo, como mucha gente, he pasado por la cercana autovía varias veces, y lo único que conocía era el indicador del desvío hacia el pueblo. Hasta el sábado 23 que fui con un grupo y lo visitamos acompañados por Laura, excelente guía de turismo que supo transmitirnos de forma amena y comprensible para todos sus amplios conocimientos sobre la región y su historia, algo, desde luego, muy importante. He conocido otros guías que, probablemente sepan mucho, pero se expresan de forma estática como si hablasen sólo para los entendidos, y eso, a la mayor parte de la gente le puede resultar monótono y aburrido, con lo cual, el grupo se va diluyendo y el guía se queda cada vez más solo.

Sobre las nueve y media de la mañana salimos de la calle Velázquez 136 y enseguida comenzó a desfilar a la izquierda de la Nacional-I el paisaje característico de la Sierra Madrileña   con sus promontorios y colinas rocosas, una de las más llamativas por su forma puntiaguda es la que se conoce como Pico de la Miel cerca de la Cabrera. Y así, alternando el paisaje con las explicaciones de nuestra guía, casi sin darnos cuenta, el autocar nos dejó en la villa de Buitrago.

Respecto a sus orígenes, según algunas fuentes, esta localidad comenzó su recorrido histórico bajo el nombre de Litabrum, tras ser conquistada en el año 190 a, C.  Por el pretor romano Cayo Flaminio.  Alfonso VI reconquistó la plaza a los musulmanes, civilización que dejó un interesante patrimonio en la zona.

A lo largo de la historia, Buitrago se ha caracterizado por su importante situación estratégica. Todavía se conserva el Puente del Arrabal o Puente Viejo sobre el Lozoya, por donde pasaba la Cañada Real Segoviana. Además, este puente era paso obligado para realizar el comercio de la lana, por lo que el Marqués de Santillana cobraba un tributo o peaje a quien lo utilizaba.

Basta un breve paseo por sus empedradas y limpias calles, para descubrir que a Buitrago no le faltan monumentos y lugares de interés. Nosotros comenzamos por el Museo Picasso inaugurado el 5 de marzo de 1985. Pero, ¿cómo este pequeño pueblo con apenas dos mil habitantes tiene un museo con las obras del famoso pintor malagueño?, eso es un lujo.  Pues sí que lo es, y todo tiene su por qué.  Se debe a la donación que hizo al pueblo el que fue íntimo amigo de Picasso, Eugenio Arias natural de la localidad.  Este señor trabajó como peluquero, y al finalizar la Guerra Civil se exiló a Francia, donde tras las dificultades vividas en los campos de concentración y en el máquis, pudo por fin afincarse en la ciudad de Vallauris (Costa Azul) hacia el año 1946.

Allí instaló su peluquería y allí conoció por azar a Picasso que, por aquellas fechas, había fijado también su residencia en dicha ciudad. Se hicieron íntimos amigos, pues, al parecer, existía entre ellos gran afinidad, sobre todo en lo ideológico.

El museo se encuentra situado en la planta baja del Ayuntamiento. Es pequeño (no admite un grupo mayor de 25 personas) pero muy bonito y acogedor. Lo conforma una colección de sesenta obras del genial artista, casi todas con una dedicatoria especial para su amigo Arias. Entre ellas podemos encontrar cerámicas, grabados, bocetos y un pirograbado, cuya temática es variada, aunque abunda la relacionada con el mundo taurino, debido a la afición que, entre otras cosas, tanto unió a ambos durante su exilio en Francia.

Nuestra siguiente visita fue la iglesia de Santa María del Castillo fundada por el Marqués de Santillana y concluida en el año 1321. Consta de una sola nave de planta y alzado gótico. La entrada principal es de estilo gótico- flamígero (siglos XV al XII), la torre de gran altura y esbeltez es un bello ejemplar del estilo mudéjar. Del edificio principal se mantienen los muros exteriores, la portada y la torre. Actualmente la nave de la iglesia está restaurada en estilo neomudejar, y sobre el altar mayor se ha colocado el artesanado original, una auténtica maravilla.

Pero el monumento histórico más importante y emblemático que distingue a Buitrago entre los 42 pueblos de la Sierra Norte Madrileña, es sin duda su recinto amurallado. Se trata del conjunto fortaleza más singular y mejor conservado de la Comunidad de Madrid.  Es presumible que el muro original de tapia fuese construido por los musulmanes o en los primeros tiempos de la reconquista cristiana (siglos XI – XII). A partir de ahí, se ha visto sometido a varias transformaciones, aunque siempre respetando el antiguo trazado. La Muralla está construida por dos elementos principales en un recorrido de unos 800 metros, el llamado adarve bajo y los lados de sur y norte. Hay que destacar, además, la torre del reloj donde se encuentra la entrada principal, la barbacana y la coracha.

Dentro de la Muralla se encuentra el castillo gótico-mudéjar del siglo XV con planta rectangular, siete torres y un patio de armas central. Las torres son todas diferentes entre sí, una de ellas de planta pentagonal.

Todavía hay más cosas para visitar en este bonito pueblo, pero la mañana no dio para más. De modo que, sobre las dos menos cuarto, con el recuerdo de Picasso y su peluquero, la iglesia de Santa María del Castillo, el Puente Viejo y   la Muralla con sus siete torres, iniciamos el regreso. En una hora estábamos de nuevo en Madrid en el mismo punto de partida, dando por terminada una interesante y bonita excursión. Ahora, cada vez que disfruto en mi casa de un buen trago de agua fresca del grifo me acuerdo de Buitrago de Lozoya.

LOS NUEVOS ARTISTAS

Ponemos la tele, damos una breve pasada por los diferentes canales a ver que hay, y ya está. Enseguida aparece un cocinero con su gorro blanco mezclando ingredientes para preparar algún guiso o plato  «maravilloso». .Los revuelven en una olla o recipiente igual que el pintor mezcla los colores en su paleta. La verdad es que estos nuevos artistas televisivos están adquiriendo el rango y la popularidad de auténticas estrellas. Algunos hasta cantan boleros y nos cuentan chistes malos mientras están a su faena. Además, todos los ingredientes los describen muy pequeñitos: Cebollitas, caldito, tomatitos,  patatitas, espesito, clarito, peladito, finitas,  cortaditos, rajitas,  olorcito, vueltecita, almejitas, etc. etc.

No creo que sea necesario tal abuso de los diminutivos para explicar como se prepara un guiso.  Pero ya ven, ellos son así de finolis, o de cursis, o las dos cosas. A no ser que de esa manera les salga mejor su plato más suculento, habrá que preguntárselo.

La buena cocina, según he leído,  nació de la escasez. Desde hace mucho, pero que mucho tiempo,  las mujeres han permanecido al pie de los fogones y han realizado con cariño e imaginación el milagro de crear con pocos medios unos platos apetitosos y variados .Pero en esto, apenas si se conocen nombres de cocineras famosas en la historia. Lo que ahora llaman la alta cocina de diseño, ha invertido este prodigio. Puesto que actualmente hay de todo en el mercado, parece ser que el mérito está en hacer del exceso un arte experimental. Gracias a eso, algunos cocineros han alcanzado, como dije antes, la celebridad de los más insignes artistas. Sus restaurantes parecen laboratorios donde se elabora una comida a base de emulsiones, mezclas y más mezclas que nos las sirven en pequeñas porciones como si fuesen muestras en un plato grande.

En la puerta de algunos de estos restaurantes,  por supuesto carísimos,  habría que colgar este cartel: «Prohibido entrar con hambre».  Porque allí no se va a comer. Son centros de investigación de nuevos sabores, y una vez sentado a la mesa, lo más interesante es la forma en que el maître susurra los increíbles experimentos de la carta  elaborada en su cocina de autor (¡que bien queda!) y la cara de alegría, de sorpresa o de idiota  que pone el comensal sometido a ese banco de pruebas. Claro que, quienes frecuentan esos famosísimos y caros restaurantes, en los que hay una lista de espera de hasta un año, por regla general no van a comer.

Se cuenta que en la Ciudad Prohibida de Pekín, cien cocineros comenzaban a preparar desde el amanecer para el emperador treinta bocados distintos servidos en cien platillos minúsculos hasta alcanzar una sinfonía de sabores renovada cada día.  Nadie ha alcanzado nunca esta cima culinaria pero todo se andará. Y tal vez de este delirio haya derivado la nueva cocina.

Aunque no se puede decir de este agua no beberé ni este cura no es mi padre, creo que en esto, por lo menos hasta ahora, yo lo tengo claro: Productos de calidad y alimentos naturales sí, por supuesto, pero cocinados con sencillez. El batiburrillo de mezclas y sabores que algunos cocineros famosos nos quieren vender y que en contadas ocasiones he probado, no me entusiasma. Puede que al estómago le de igual, allí todo acaba mezclándose, o que no le afecte (de momento),  pero mi  paladar no se aclara,  se hace un verdadero lío.

LA GUERRA

Bueno, más que la guerra las guerras, porque a habido muchas. Las ha habido, las hay y por desgracia las seguirá habiendo. El único animal capaz de eliminar en masa a todo bicho viviente, incluso los de su misma especie, es muy complicado e imprevisible. Por un lado, es capaz de protagonizar innumerables actos heroicos, solidarios, altruistas, benéficos, caritativos, y de cariño y amor hacia los demás. Pero también, el ser humano parece que lleva en los genes el estigma de la violencia que le arrastra a cometer las mayores vilezas, los actos más crueles, los comportamientos más depravados y los crímenes más horrendos. Y si nó, además de los ejemplos que tenemos a diario, ahí está la Historia para recordarlo.

En general, desde siempre, el hombre ha vivido con la obsesión de ser el más fuerte y dominar a los demás con las armas, debe ser algo innato. Comenzó fabricándolas de madera y huesos puntiagudos de animales, después la piedra, luego el metal, enseguida la pólvora. Y a partir de ahí, una carrera desenfrenada hasta todo lo que hay actualmente; ametralladoras con una cadencia de tiro de más de mil disparos por minuto, artillería de corto y largo alcance, enormes carros de combate, minas, bombas de fragmentación, incendiarias, de racimo, de fósforo, de napal y hasta bacteriológicas. Todas ellas lanzadas por oleadas de grandes aviones sobre pueblos y ciudades, destructores, acorazados submarinos que bombardean y escupen misiles desde el mar. Y por último, las armas nucleares cada vez en poder de más países, y de cuya eficacia, pueden dar fe los japoneses. Una bomba en Hiroshima y otra en Nagasaki acabaron con la vida de 250.000 personas y otras tantas quedaron con secuelas de por vida, dejando un legado de horror que aún perdura en nuestros días.

En fin, para que seguir. Da miedo pensar que algún día alguien se equivoque al apretar unos botones y vaya a tomar por saco hasta el lucero del alba.

Lo cierto es que todos, pasados, presentes y futuros; desde el emperador romano al esclavo, del general al soldado raso, del rey al vasallo, del papa al cura de aldea, del alto ejecutivo al ordenanza, del filósofo al analfabeto, y del multimillonario al pobre de solemnidad., al final todos quedamos igualados. Pero en lugar de esperar con resignación el turno que a cada cual le llegue, se montan las guerras para adelantar lo inevitable y silenciarnos anticipadamente. Qué pena y que absurdo.

Los que las promueven, organizan y financian embaucan a las masas, para lo que algunos son maestros en argumentar motivos y razones de toda índole; patrióticas, militares, políticas, geográficas, estratégicas, culturales, religiosas, etc. Para mí pura filfa, ya que todo se reduce a lo mismo, o sea, motivos económicos. Ya se sabe, quien posee una economía boyante tiene el poder y puede hacer lo que le da la gana. Pero eso sí. Todo se, monta en nombre de la paz Me viene a la memoria un dicho, según el cual, para ganar una guerra hacen falta tres cosas: Dinero, dinero y dinero.

Pero las guerras, de una u otra forma, afectan a todos., los buenos, los, malvados, los compasivos, los sinceros, los mentirosos, los simples, los pocos listos y los muchos tontos, y hasta los locos. Nadie o casi nadie en mayor o menor medida se libra de sus consecuencias. Yo creo que las pierden hasta quienes las ganan porque, para conseguirlo, han tenido que recurrir a lo peor, ya que todo vale. Y por tanto, pierden la dignidad. Claro que, eso debe importadles muy poco, por no decir nada.

He entresacado unos párrafos que sobre este tema incluye en su libro tu rostro mañana el magnífico escritor Javier Marías. En la trama del libro, un profesor de la Universidad de Oxford jubilado mantiene una charla con un amigo español sobre nuestra guerra civil, aunque sus argumentos sirven para cualquier guerra:

«Bien, no sólo tienen ustedes que soportar la escasez de todo y la penuria y el racionamiento y padecer los bombardeos de la aviación enemiga sin saber a quien tocará no despertar ya mañana ni esta noche quizá siquiera con el aullido de las sirenas, y ver sus casas incendiadas o reducidas a escombros en un instante tras los relámpagos y el estruendo, y sepultarse durante horas en los refugios profundos para no abrasarse en sus calles que aun parecen las de siempre, y sufrir la pérdida de sus maridos e hijos y en caso su ausencia y la zozobra mortificante respecto a sus diarias supervivencia o muerte y subirse a aviones para que los ametrallen mientras batallan en el aire y hagan ferocidades por derribarlos, y hundirse en submarinos y en destructores y en acorazados bajo las aguas lejanas y llameantes, y asfixiarse o arder en el interior de un tanque, y lanzarse en paracaídas sobre territorio ocupado y recibir el fuego de las baterías o la persecución de los perros luego si llegan a poner pie salvo en tierra, y estallar en pedazos si tienen la mala pero posible                                  

suerte de ser alcanzado por un obús, una granada o pisar una mina, y afrontar tortura y verdugo si lo capturan en país prohibido, y combatir cuerpo a cuerpo en el frente con la bayoneta calada, en los campos, en los bosques, en las selvas, en las marismas, en los hielos y en los desiertos, y volarle la cabeza rápido al muchacho que asoma con el casco y el uniforme odiados, e ignorar cada día y cada noche si perderán esta guerra y al final habrá servido para que sean cadáveres no recordados, o prisioneros perpetuos o esclavos de sus vencedores, y pasar frío, hambre, sed, calor extremo, ahogo, y sobre todo miedo, todos miedo y mucho miedo, un continuo pavor al que acabarán por acostumbrarse aunque llevan así ya varios años y nunca llegue ese acostumbramiento….»

Pues ya lo ven, sí señores, todo eso son las guerras; miseria, miedo, sufrimiento, sangre, dolor, atrocidades incontables, destrucción, y sobre todo muertos, muchos muertos, mutilados e inválidos con merma en su calidad de vida, en muchos casos, reducida a la mínima expresión para siempre. ¡Que ironía cuando se oye hablar en círculos militares del arte de la guerra! No sé donde estará el arte.

Pienso que a quienes nos ha tocado vivir en un país y en una época donde los conflictos armados y sus consecuencias, sólo los hemos visto a través de los medios informativos, somos unos privilegiados con una inmensa suerte, una bendición del Cielo, del Destino, o de lo que sea.

Por eso, cuando habla o comenta sobre el tema de la guerra alguien que la ha vivido y sufrido personalmente en su propia carne, aunque se ponga un poquito pesado y repetitivo, hay que respetarlo y comprenderlo. Se lo merece, porque probablemente quedó marcado de por vida.